Carta N° 7

¿José Gregorio enamorado? ¿Su punto débil?
Isnotú, Octubre 22 de 1888.
Sr. Santos A. Dominici. Caracas.
Muy querido amigo: Desde el 18 del presente me encuentro en este lugar, como te decía en una de mis anteriores...
Antier te puse un telegrama puede ser que no lo hayas recibido: también telegrafié a Misia Pepita a Antímano.
Estoy loco por saber los nombramientos universitarios; mándame el decreto inmediatamente que salga: ya que tú comprenderás que estoy muy intranquilo, aunque Rojas ofreció a tu papá dejarlo en el rectorado; pero con estos hombres no hay seguridad y dicen hoy una cosa y mañana otra.
Las niñas de aquí son muy simpáticas y agradables; bailan muy bien, si me sigo por la única con que he bailado una noche aquí en casa con piano: me aseguran que hay otra que baila muchísimo mejor que la niña con que bailé; me he hecho muy amigo de esa afamada pareja y me ha prometido que en el primer baile que me encuentre con ella tendré la segunda pieza: se llama María Reimi y es prima de la novia de Eduardo Dagnino...
Aquí llegaba cuando recibí dos cartas tuyas: la una fue aquella, fecha 16 de setiembre, que me faltaba según tu cuenta: figúrate que la recibí con sellos de Nueva York. Me ha gustado mucho tu idea de enumerar las cartas como haces con la que fecha ocho de octubre; es la quinta que recibo. Yo los domingos voy temprano a Betijoque a buscar mis cartas, porque de Maracaibo viene el correo ese día, y en la desesperación de llegar pronto medio mato la bestia y camino en veinte minutos -reloj en mano-...
Me ha ofendido el sustituto que, según me dices, me puso el doctor Morales; déjalo quieto que ya se arrepentirá lo suficiente, como todo el que por desgracia trata a semejante persona: déjalo quieto.
¡Oh, dichoso tú, que pisaste por fin la casa de la sin igual Antonia! Trata siempre de hacerte íntimo de allá: ésa es gente, y por esa razón puede tratarse...
Nada me has vuelto, a decir de las niñas Elizondo: supongo que todavía son amigas de la casa. Tampoco me has vuelto a dar noticias de Richardini ni de su hermana, descuido mil veces imperdonable puesto que tú sabes toda la importancia que doy a un párrafo en que se trate de estas personas, y que me interesa mucho saber todo lo que tenga relación directa o indirecta con ellas: tú sabes, ese es mi punto débil...
Tu amigo que te abraza
Hernández